martes, 10 de marzo de 2009

Busco departamento en Miraflores

Miraflores siempre ha sido un sitio encantador, lleno de extravagancias surrealistas en plena Avenida Larco, sabores frescos y ácidos en perfecta armonía en La Preferida o vistas deslumbrantes desde casi cualquier parte. A cualquier hora siempre se encuentra una buena excusa para hacer algo. Si es en el día, cerca al mar. Por la tarde, hechizado por el atardecer. Y por las noches, depende de la tolerancia.

Mis momentos preferidos en Miraflores siempre han transcurrido por las tardes, extendiendo siempre la sobremesa, con una buena copa de vino, buscando la excusa perfecta para manejar por la empedrada Bajada Balta hacia la playa, quedando cara a cara con el atardecer. Con aquel sol espectacular que yace sobre un mar brillante.

Tal vez fue uno de los motivos que me impulsaron a alquilar un departamento por allá. Buscaba una inspiración más. Y Miraflores lo que más da, es inspiración.

Y decidí emprender la aventura. En Lima, si uno busca departamento, casa, auto, computadora, alcohol, acompañantes, comida, viajes, estudios o cualquier otra cosa que consientan la imaginación y el bolsillo, debe hacerlo los domingos, teniendo en mano los avisos clasificados de El Comercio.

Así lo hice, uno de los últimos domingos del verano anterior inicié la búsqueda a las 8am y la acabé súbitamente minutos después cuando me di cuenta lo difícil que era buscar departamento. Luego de metódicamente haber marcado los anuncios más interesantes, realizar las llamadas para solicitar mayor información, hacer mis anotaciones y dibujar mi ruta; emprendí una tarea que resultó ser estresante y decepcionante. Todos los sitios que visitaba estaban llenos de personas, todo ya estaba alquilado. Eran las mismas personas en uno y en otro lugar. Parecía una competencia inútil. Comprendí que debía salir más temprano.

El domingo siguiente salí a las 6am, aún cuando los kioscos no abrían. Tuve mucha suerte para encontrar un periódico a esa hora. Inicié el mismo procedimiento que el domingo anterior y logré visitar algunos departamentos. Uno de los cuales me gustó. Cuando regresé con el dinero para firmar el contrato, el departamento ya estaba alquilado. No habrían pasado más de 30 minutos y ya lo habían alquilado. Comprendí que debía salir con el dinero en la mano.

El tercer domingo, a las 6am y con dinero en mano, volví a iniciar el procedimiento y encontré un lugar poco encantador pero estratégico. Muy bien ubicado en pleno Pardo, a unas cuadras del Parque Kennedy. Consciente de mis errores anteriores, cerré trato en ese mismo momento.

Días después, mudé algunas cosas, lo más básico. Una cama de 2 plazas, una TV, un escritorio, 4 sillones pequeños, un frio bar, un tapiz y una lámpara. Además de ropa y utensilios diversos. En teoría la renta incluía todos los servicios como luz, agua, internet y cable. Lamentablemente no me dijeron que el agua no tenía mucha presión, el cable se veía horrible y el internet uno lo debía capturar wireless de algún vecino despistado.

No duré ahí ni un mes. Luego de mi protesta y me declaratoria de salir inmediatamente, me vi en la desagradable situación de volver a buscar departamento. Me quedaba un sólo domingo para encontrar algo y opté por lo primero accesible que vi considerándolo temporal hasta buscar otro con más calma. Encontré un cuarto en pueblo libre, a unas cuadras de la casa de mi familia.

Lo temporal dura hasta el momento 8 meses y la comodidad y seguridad del cuarto es tal que me impide casi todos los domingos volver a la tortuosa búsqueda de un nuevo departamento. Sin embargo es una tarea que deberá hacerse, en su momento.

Ahora, si pretendo alquilar algo mucho mejor que en el intento anterior entiendo que tendría que considerar una renta más alta. Por lo que una buena opción es compartir el departamento así como los gastos de alquiler. Y ese es otro rollo.

Cuando consulté a mis amigos más cercanos la idea y les propuse compartir un departamento encontré prácticamente la misma respuesta: ¿Contigo, ni loco?. Y pues sí.

Es difícil convivir con alguien. Sobre todo con alguien ciertamente jodido como yo. No me gusta salir mucho, me gusta normalmente el silencio para poder estudiar, trabajar o leer por las noches, ya no fumo, soy ordenado y detestaría que los fines de semana cambien mi tranquilidad por espontáneas juergas adolescentes. Como me dijo una linda ex, soy una tía, y de las jodidas.

Supongo que no saldría en bata botando a medio mundo, pero sí propondría ciertas reglas de convivencia que podrían ser incompatibles con algunas personas de mi edad.

Así que en esas ando. En mi espacio temporal. Buscando departamento en Miraflores y/o roomate no adolescente mental.

No hago una búsqueda incansable por ahora, aprendía la lección sobre lo difícil que es buscar departamentos. Sólo estoy atento por si se presenta alguna oportunidad.

Porque como dicen, las oportunidades nunca se desperdician, Si no las tomas tú, otro lo hará.

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