domingo, 7 de septiembre de 2008

A pesar de la química.


Esa noche, no fue como las demás. La conocí al fin.

Una pequeña y hermosa sonrisa delataba un espíritu tierno con un look algo intelectual. Sin duda, las mujeres más interesantes son las autosuficientes y Lucía lo era. Desbordaba en personalidad.

Usaba anteojos pequeños de marco negro y grueso. Del mismo color, un travieso cerquillo cubría la mitad de su rostro con sus rayos lacios y brillantes. Sus gestos armonizaban con el ritmo del viento, el mismo que acariciaba sus mejillas ya sonrojadas.

Su mirada me puso lo suficientemente nervioso como para bramar alguna barrabazada en lugar de hacer lo más sabio, no decir nada. Pero en vez de incidir en ello, me regaló una sonrisa cómplice.

Ya estabamos suficientemente crecidos como para dejarnos llevar por un instante ciertamente romántico. Sin embargo, me sentía muy cómodo al verla, aún siendo la primera vez. Y eso era mucho más de lo que esperaba para aquella noche. En realidad, eso era mucho más de lo que esperaba en mucho tiempo.

No queríamos sucumbir ante el cliché de una rosa o clavel en la solapa, o un libro de título acordado previamente para poder identificarnos. Era más interesante simplemente saber quienes éramos.. habían pasado varios meses desde que comenzamos a conversar por las ventanas del live msn.. nuestras noches eran compartidas, no necesitabamos un Hola para empezar a conversar, pero siempre nos despedíamos con atención..

Un abrazo cálido disipó las tensiones, y un pequeño y tímido beso nos adelantaba lo que probablemente sucedería en mi departamento, horas después..

Las siguientes horas transcurrieron refrescando las conversaciones más intimas que habríamos confesado noches atrás. Una antorcha y una botella de vino acompañaron las tiernas caricias que nuestros dedos buscaban entrelazar..

Luego, nos dejamos llevar un poco, y lo que probablemente sucedería, sucedió..

La secuencia con la que se presentaron los hechos fue novelesca, como si supiésemos qué hacer en cada momento, y no creo que fue por alguna idiota necesidad de quedar bien o hacer las cosas apropiadamente, sino por el contrario, era como si no importase nuestro alrededor mientras estemos realmente presentes..

Por la mañana, una extraña felicidad me asaltó de regreso a su departamento. Ir por la playa siempre me provoca cierto bienestar emocional, más aún cuando en primer plano está ella tomando un café, con la ventana semi abierta para poder sentir la brisa. Claro, Fito Paez es un buen fondo siempre.

Las siguientes noches las seguimos compartiendo por el msn. Formamos una armada de a dos contra los abusos hacia los niños, una banda virtual de rock, un libro de cuentos, y otras aventuras que reforzaban nuestra amistad, geniales momentos que complementábamos con un café cada mes, sólo un café.

No volvimos a repetir aquella noche, no estoy muy seguro si nuestras propias circunstancias nos impidieron ir más allá o simplemente no quisimos contaminar aquella noche con una mundana realidad. Lo cotidiano, la costumbre, la realidad siempre son contaminantes de lo bello de la espontaneidad.

Todo indicaba que hubiésemos podido continuar alguna relación sentimental, pero a veces las cosas no son como deberían ser. A pesar de la magia de ese y otros momentos, a pesar de sus ojos verdes, a pesar de la química..

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